Historia de la Hermandad

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“En la ciudad de Málaga en treinta y un días del mes de Agosto de mil setecientos ochenta y ocho años, estando en la capilla de Nuestro Padre Jesús Crucificado con el título de Zamarrilla, situado al final de la calle de los Mármoles, Barrio de la Santísima Trinidad, extramuros de esta dicha ciudad, juntos y congregados a son de campana tañida, los devotos de la referida soberana imagen a efecto de celebrar este cabildo y en él acordar los capítulos de constituciones que les sirviese de regla y buen gobierno…»

Eran nuestros inicios… Años atrás Antonio Barranquero, promotor y artífice de la realización de un «rosario callejero», junto con otros devotos de una Santa Cruz que se situaba en el campillo de la Trinidad con las limosnas y monedas obtenidas a través del sorteo de unas baratijas, consiguió alzar una pequeña edificación que, a partir de entonces, fue el referente devocional inequívoco de un entorno. Posteriormente, la imagen de un crucificado, que tallara Lorenzo Marcelli, ubicada en la ermita, aportaría el último eslabón necesario para canalizar las inquietudes de religiosidad popular en una asociación de rango superior.

Sin embargo, fue el día diez de septiembre de 1788, siendo obispo de Málaga el Sr. D. Manuel Ferrer y Figueredo, cuando el Gobernador, Provisor y Vicario General, Dr. D. Antonio García de la Cámara Maroto otorgó el pertinente auto de aprobación de las primeras constituciones, lo que de hecho y de derecho significaba el arranque histórico de la corporación de Zamarrilla. Se trataba de una hermandad cuyas constituciones, a través de sus veinticuatro capítulos, delatan que nació, tal y como sucedió con otras cofradías coetáneas, con la finalidad de otorgar a sus integrantes un lugar y modo específico de enterramiento.

A partir de 1792, al tiempo que se edifica el camarín donde recibiría culto, se detecta la presencia de una imagen de Virgen que se convertiría en titular de la denominada Congregación del Santo Rosario de Nuestra señora de los Dolores. Se trataba de una asociación que canalizaría hacia el culto externo la devoción de Zamarrilla.

Con la llegada del siglo XIX, la hermandad inició un proceso de consolidación ya que no le afecto directamente la exclaustración y desamortización que tanta incidencia tuvo en otras cofradías malagueñas.

Se tiene constancia documental de tres salidas procesionales durante esta época; en 1849, 1851 y 1867. La primera de ellas se realizó, a instancias del Cabildo Catedralicio, para cumplir con la designación realizada por el obispo malacitano, Sr. D. Salvador de los Reyes García de Lara, en el sentido que fuese la imagen de la Dolorosa de Zamarrilla la que se situara, junto con la del Cristo de la Salud, al lado del Monumento Catedralicio de Semana Santa.

La Virgen de los Dolores de Zamarrilla también fue procesionada el Domingo de Ramos 13 de abril de 1851, desde la Iglesia de la Trinidad – una vez concluido un septenario – hasta la ermita.
No obstante, durante el siglo XIX, la cofradía seguía manteniendo su carácter de hermandad de entierro. Las primeras referencias que acreditan la realización de peticiones para la adquisición de terrenos en el nuevo cementerio malacitano se sitúan en 1822.

En 1889, siendo obispo de Málaga el Sr. D. Marcelo Spínola y Maestre, se aprueban los Estatutos de la Ilustre y Venerable Hermandad del Santo Cristo de Zamarrilla. Se trata de un nuevo régimen estatutario en el que, a través de ochenta y dos artículos, se actualizaba la vida corporativa así como se especificaban las funciones y misiones que tenía la cofradía.

El 1 de mayo de 1921 se instituye la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores. Durante dicho año, las actividades de la nueva fraternidad estuvieron encaminadas a la captación de hermanos y a la consolidación institucional con el objetivo de poder procesionar, siguiendo la actitud imperante en aquella época, a la imagen titular.

Fue un año más tarde, el 16 de marzo de 1922, cuando la hermandad ingresó oficialmente en la recién fundada Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga. Entre la fecha de su ingreso y la de la primera salida procesional, hecho que se produce el Jueves Santo 13 de abril de 1922, se procedió a cambiar la advocación de la Titular, denominándose a partir de entonces María Santísima de la Amargura.

La vida de la Hermandad se organizaba en torno a los denominados Estatutos por los que ha de regirse la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores que se venera en la ermita de Zamarrilla, iglesia de San Pablo de esta capital. Se trata de una norma jurídica que consta de tres capítulos generales y treinta y dos artículos. Del mismo modo, este régimen estatutario poseía un apartado específico denominado Congregación de Señoras de esta Hermandad por el que, a través de diecisiete artículos, se regulaba la vida interna de esta asociación lo que constituye un caso nada común en el contexto cofradiero malagueño.

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